(Más vigente que nunca)
Algunos actores de la actividad naviera defienden la tendencia donde un astillero construye sólo lo que se llama “el acero”, todo el resto de los componentes de equipamiento los provee la industria subsidiaria. No quiero debatir aquí cuanto tienen de razón o no.
La legislación sobre el campo de la actividad naviera es
necesaria porque la Industria Naval
necesita de condiciones económicas y legales perdurables debido a que produce
un bien de
capital, el barco, de la más alta
complejidad y tamaño, cuyo valor unitario a veces supera el patrimonio del
astillero. A su vez sus características particulares requiere previsión jurídica porque:
Entre los trabajadores más antiguos se sabe que “Industria
de Industrias”, “Madre de Industrias”. “Industria de Convergencia” son algunos
de los nombres que recibe la Industria Naval. Se ilustra así su carácter
multiplicador y reactivador en la economía. Lo saben y por eso a ellos ya no le
hace mella uno de las más viejas acusaciones que reciben: “Ustedes son deficitarios”.
No es casual que
los principales países ribereños del mundo apoyen de manera decidida tanto
directa como indirectamente (léase
subsidios) a sus plantas navieras sean del estado o privadas. Estas
naciones son conscientes que el dinero allí colocado retorna con creces al
circuito económico; no lo ven como plata que cae en saco roto, sino como una
inversión efectiva y rentable. A contrapelo de esta tendencia mundial, la República Argentina
casi siempre le dio la espalda a su industria naval
Con las transformaciones económicas que trajeron
la mundialización de la sociedad y la globalización de la economía es evidente
que el Astillero Río Santiago que debemos soñar no es exactamente el Astillero
que nuestros padres y abuelos nos dejaron. La idea de un único astillero
integral actualmente no es viable. Hoy los buques no se construyen más como en
los años 40 o 50, época en que fuimos diseñados como Planta Naviera. Pese a la
resistencia antiglobalizante de amplios sectores de la Humanidad , no es posible
cerrar los ojos a algunos cambios que no se pueden revertir en el mediano
plazo. También hay que tener la sabiduría de entender que hay algunas
transformaciones que directamente no pueden ser revertidas, por ejemplo la
capacidad de generar energía propia o fabricar piezas fundidas.
Algunos actores de la actividad naviera defienden la tendencia donde un astillero construye sólo lo que se llama “el acero”, todo el resto de los componentes de equipamiento los provee la industria subsidiaria. No quiero debatir aquí cuanto tienen de razón o no.
Lo que no deben resignar nunca los profesionales, técnicos y obreros navales es la voluntad de que la República Argentina
recupere la capacidad de defender su Soberanía en el Mar y de lograr
independencia económica. Para ello, es la Nación –y no sólo el ARS - quien debe contar con
una industria subsidiaria con capacidad de construir todos los componentes
requeridos por la
Industria Naval. Es decir, se debe contar con una red integrada en la actividad naviera a
nivel nacional que, de conjunto, permita mantener la capacidad de desarrollar
una Industria Naval Nacional con posibilidades productivas y no ser una simple
terminal de montaje de barcos.
Por otro lado, la defensa
del Astillero como fuente de trabajo es de gran interés para la comunidad de
Berisso y Ensenada. Nada ha logrado revertir aún el achicamiento histórico de
la oferta laboral en la Región ,
empezando por el cierre de la Base Naval Río Santiago, de los frigoríficos
SWIFT y Armour, la paralización del puerto de Ensenada y de las obras públicas,
para rematar con la achique de la Destilería
YPF y PGM y la reducción de puestos de trabajo en Propulsora (hoy Acíndar)
producto de la flexibilización laboral.
NUESTRA PROPUESTA PARA REACTIVAR EL SECTOR NAVAL
Cuando los trabajadores del
Astillero reclamamos la reactivación de la Industria Naval y
bregamos por la sanción de nuestros proyectos de leyes no se lo hace por una
simple necesidad sectorial de “defender
el laburo” sino porque nos preocupa como argentinos que la Nación pague
altos costos en términos de falta de seguridad, pérdida de credibilidad e
incumplimiento de ineludibles obligaciones tanto locales, como asumidas frente
al resto del mundo.
"Contar con una flota de buques públicos, apta en cantidad,
características técnicas y estado de mantenimiento, constituye una necesidad
indispensable para el desarrollo y concreción de las aspiraciones e intereses
argentinos en el mar. No es aventurado afirmar que en poco tiempo más,
careceremos virtualmente, de dicha herramienta. Resulta por tanto
imprescindible que el Congreso Nacional y el Poder Ejecutivo tomen cartas en el
asunto. Y sólo si se lo hace urgente y decididamente, será posible comenzar a
visualizar un principio de solución para el mediano y largo plazo. ¿Tendremos
esta vez un capítulo dedicado a las muchas y trascendentes materias aún
pendientes en el campo de la actividad marítima, entre las que se incluye
claramente la que aquí planteamos? ¿O deberemos seguir confiando en que ‘Dios
es gaucho y marinero”(NUESTROMAR, mayo 2008)
Sólo la imprevisión
ha reinado durante los últimos 35 años. La
alternativa a ésta situación está plasmada en el articulado del proyecto de
creación del Fondo de la
Industria Naval Nacional que defiende la amplia mayoría de los
estamentos que componen al Astillero Río Santiago.
CONDICIONES PARA EL DESARROLLO DE LA INDUSTRIA NAVAL
Ø
El
proceso de su construcción requiere de un largo período de elaboración ya que,
desde la colocación de la
orden de compra hasta que el buque es entregado, pueden transcurrir de uno a
tres años. Esto nos expone a la posibilidad de sufrir
variaciones sobre los costos de materiales y mano de obra; también a las
oscilaciones de oferta de bodegas en mercado internacional.
Ø La actividad naviera juega en el duro
mercado internacional, dado que la tecnología está a ese nivel. Compite permanentemente en el mercado de las reparaciones de barcos de banderas
distintas y en construcciones de buques para el mercado exportador e interno.
Ø Es muy sensible a las políticas que
se apliquen en áreas de la exportación de servicios, y de las regulaciones
del transporte por agua y de la pesca.
Ø También requiere cierta
permanencia en las reglas de juego (económicas, aduaneras, etc.) debido a la
importante inversión de capital físico y recursos humanos que la caracterizan.
Los argentinos del Astillero
situado en la margen derecha del río Santiago, en Ensenada, a 60 Km . de la Capital Federal de
la República Argentina, no abandonamos
ni abandonaremos el otro aspecto de su objeto social: Ser una empresa de
interés estratégico para la
Nación. Sabemos que en nuestro recorrido debemos agilizar las
gestiones para fabricar las naves que reforzarán a la Armada Argentina
su rol de centinela costero frente a la depredación de nuestra riqueza ictícola
y al atentado a la Soberanía
nacional que representa la pesca ilegal por barcos factorías extranjeros
Aún mantenemos nuestras esperanzas de trabajo... Y si la
esperanza no llega, la iremos a buscar donde sea necesario, como siempre.
Raúl A. Corzo
Legajo 6217 - DNI 12.314.313